Empezó a trabajar
como guionista, pero a partir de la masacre de Sharpeville en 1960
pasó a la militancia política más activa. Se afilió Congreso
Nacional Africano (ANC), y posteriormente también al Partido
Comunista de Sudafrica (SACP). En 1962 el Gobierno del Apartheid le
prohibió hablar publicamente. Al año siguiente participó en el
nacimiento de Umkhonto we Sizwe (MK), brazo armado del ANC. Recibió
entrenamiento militar y político en la Union Soviética, en Odessa.
Después pasó muchos años representando a la ANC y al partido
Comunista de Sudáfrica, sobre todo en Londres, pero también en
muchos otros sitios como Luanda, Maputo, Swazilandia, Botswana,
Lusaka y Hararen. Tras la caída del Apartheid desempeñó altos
cargos gubernamentales.
En Euskal Herria lo conocemos especialmente por su labor labor y participacion en el proceso de desarme de ETA como miembro de la Comision Internacional de Verificacion.
1. En tu libro “Armado y peligroso”, escribiste que cuando comenzaste a luchar contra el Apartheid, pensaste que la lucha no duraría mucho porque en ese momento no pensabas que semejante injusticia tendría el apoyo de la comunidad internacional por mucho tiempo. Sin embargo, luego las cosas ocurrieron de diferente manera, ¿qué piensas sobre esto?
Cuando me sumé a la lucha en Sudáfrica era 1960 y yo tenía 20 años, dijimos que necesitaríamos cinco años. Teníamos tanta confianza que la gente no estábamos dispuestos a rendirnos. Luchábamos por una causa justa y ellos defendían todo lo que era racista, fascista y anti-humano.
Sobre esa base, sentimos que podríamos vencerlos sin darnos cuenta de lo tenaz que era el sistema capitalista, ya que era un sistema capitalista colonial. También pensamos que moveríamos gobiernos en occidente como resultado de las protestas en las calles de Nueva York, Washington, París y Londres. Logramos una gran solidaridad internacional en contra del Apartheid. Nos sentimos muy seguros de nosotros mismos: estábamos atacando a este sistema racista. Por supuesto, la represión fue muy severa y muchas personas fueron víctimas de ella. Mucha gente fue a prisión, tuvo que exiliarse o fue asesinada. La gente fue asesinada bajo interrogatorios.
Los que sobrevivimos en el exilio continuamos desarrollando nuestra lucha mediante la lucha armada, entrenando a nuestra gente. Se nos unió gente joven. Finalmente, cayeron 30 años después de la predicción que hicimos.
La lección clave es no rendirse jamás. Los fascistas y los
racistas tratan de que nos rindamos, de que nos sintamos intimidados,
para obligarnos a vivir arrodillados.
2. ¿Qué subrayarías del internacionalismo y la solidaridad internacional?
La revolución francesa tenía este eslogan: libertad, igualdad, fraternidad. Con el paso de los años nos hemos dado cuenta de que la fraternidad era en realidad fraternidad internacional, apoyo de la comunidad internacional y eso es extremadamente importante. Para nosotros eso fue prioritario. La unión de todos los países para unirse y crear conexiones.
A veces, al igual que con la lucha Sudafricana, el movimiento internacional, en el exterior, fuera de nuestras fronteras, es en realidad más activo que en el interior, ya que la represión se impone y la solidaridad internacional ofrece inspiración, fuerza y esperanza a las personas que se encuentran bajo control y opresión. De la misma manera que cuando en el interior las acciones y movilizaciones son intensas sirven de inspiración fuera.
3. La lucha te ha obligado a tomar decisiones difíciles en tu
vida. Estuviste en la clandestinidad, en el exilio y más tarde
también tuviste cargos en el Gobierno. ¿Qué te supuso tomar todas
estas decisiones?
Durante un periodo corto de tiempo
estuve involucrado en la organización de masas y de protesta
política en Sudáfrica, luego fui enviado a la Unión Soviética
donde recibí entrenamiento. Fue una experiencia increíble de
solidaridad. No fue la única: he estado en países como Cuba, Gana,
Alemania del este, Mozambique y Tanzania.
Los que sobrevivimos a todas esas experiencias dijimos: “Recojamos la espada del luchador caído y continuemos por el mismo camino”. Nuevamente, la lección es: nunca rendirse. Hay que estar preparados para encontrar diferentes formas de lucha como lo hicimos nosotros en 1961. Al final de la década de los 90, De Klerk liberó a Mandela y a otros prisioneros, levantó la prohibición sobre el CNA y el Partido Comunista. Yo fui miembro de ambas organizaciones y también de otras más pequeñas. Nos adaptamos rápidamente al fin de la lucha armada, la paramos, entramos en una etapa de disolución de nuestro brazo armado una vez que logramos “una persona un voto”, la democracia plena.
4. ¿Tú y tu esposa habéis estado muy involucrados en la
lucha contra el Apartheid, por lo que podemos decir que vosotros
también habéis creído mucho en esto como familia en términos
personales?
Bueno, vengo del la parte privilegiada blanca.
Hoy en día, todavía hay muchas personas en Sudáfrica,
especialmente jóvenes negros, que quieren saber por qué un hombre o
una mujer blanca estaban dispuestos renunciar a sus privilegios y a
su libertad.
Yo, por ejemplo, perdí un trabajo muy prometedor cuando era
joven, hacía películas, era el inicio de mi carrera, pero no lloro
por esto y nunca me he arrepentido de haber tomado el camino de ser
un revolucionario a tiempo completo.
5. Sudáfrica ha sido también un lugar donde la resolución de
conflictos se ha desarrollado de diferentes maneras y ha sido un
ejemplo para muchos otros lugares del mundo, incluso para el País
Vasco. Aquí tuvimos la ayuda de Brian Currin, Roelf Meyer, Mac
Maharaj, Cyril Ramaphosa y la tuya, por supuesto. ¿Cuáles son, en
tu opinión, las principales lecciones que habéis tratado de
transmitirnos, al País Vasco desde vuestra experiencia en la
resolución de conflictos?
Se requiere una gran dosis de
coraje por parte de una organización en cuanto silenciar las armas
se refiere. Veo posibilidades de cambio a través de conversaciones y
negociaciones. Uno debe ir continuamente a donde la gente, explicarlo
y poner internacionalmente al adversario en evidencia.
Tenemos que tener claro que hacen falta dos para bailar un tango ya que no se puede bailar un tango en solitario. Se debe trabajar conjuntamente para el interés en ambos lados. El fin de las políticas de discriminación deben ser extremadamente claras desde el principio, y ello debe ser un requisito previo a menos que la otra parte no quiera involucrarse, como podría ser el caso vasco. En este caso estad siempre listos para dejarlos en evidencia y que queden en ridículo y en consecuencia pierdan el apoyo de la gente, porque en política la confrontación contra la reacción es aislar el núcleo interno de reacción y maximizar la alianza entre la gente.
Los detalles de las fases de la negociación cambian de un país a
otro. Hemos visto que en Palestina la cuestión de Oslo fue una
especie de encerrona. En Irlanda lograron grandes avances con el Sinn
Féin, cuando cambiaron como método principal la no confrontación
armada y por lo tanto tuvieron suficiente espacio porque, en
Gran Bretaña, el poder que gobernaba no estaba preparado para
sentarse allí con sus tropas y al mismo tiempo disparar y matar
gente. Sudáfrica fue uno de los sitios donde esta etapa o fase la
vimos pasar muy rápidamente, entre 1989 y 1990. En este contexto se
enmarca la declaración de De Klerk, por parte del Gobierno del
Apartheid, la liberación de prisioneros, el fin de la ilegalización
de organizaciones políticas negras...aunque esto no significó
que no hubiera asesinatos ni muertes. Fue duro, pero reconocimos que
en el régimen de De Klerk no todos estuvieron involucrados en este
debilitamiento de la negociación; fue más por parte de los que
estaban todavía más a la derecha que ellos, por lo que
necesitábamos mantener la relación entre nosotros y mantener el
tango en marcha. Así que para 1994 tuvimos esas primeras elecciones
democráticas que luego cambiaron Sudáfrica.
Sin embargo, aquí tenéis vuestros propios problemas y altibajos. He estado, como sabéis, viniendo a Bilbao con el grupo asesor de diálogo que evaluó si ETA estaba cumpliendo con sus compromisos y daba las garantías suficientes para un escenario de no violencia. Permanecimos constantemente durante más de cuatro años informando que este era el caso. Tan problemático como ha sido Madrid que ahora este Gobierno del Partido Socialista, tan tímido, no parece estar preparado para tomar medidas como acercar a los presos, luchadores vascos por la libertad. Sé que el primer ministro socialista francés se comprometió creo que hace más de un año, pero aquí no ha pasado nada. Con ese Gobierno socialista en el poder es muy importante seguir obteniendo el apoyo del pueblo, de sindicatos, trabajadores, intelectuales y estudiantes. Aquí, en el País Vasco, cuando vine, me di cuenta de que los partidos políticos, la sociedad civil, los sindicatos y empresas, la iglesia, estas instituciones o fuerzas, fuerzas sociales, tienen diferentes posiciones, pero al menos se pudo crear un proceso en el que las mejores personas se juntaron y se pudieron tener correlaciones y se pudieron formar alianzas para llegar a etapas más avanzadas. Si se hubiera mantenido activa la lucha armada, probablemente no se hubieran acercado tanto las posiciones en el País Vasco. Aun así, a día de hoy, no existe negociación con Madrid, siguen en prisión más de 260 presos en España y Francia, pero ha aumentado las esperanza de la gente y se han logrado avances, por lo que la cuestión de la lucha puede ser a corto o largo plazo. En nuestra lucha, por cierto, en 1990 se produjo una gran aceleración y se debió a que en esa etapa gran parte de los países clave del oeste, Gran Bretaña y Estados Unidos en particular, veían que había perspectivas en la insurrección de Sudáfrica y que la lucha de masas era tan alta, así como nuestras acciones armadas, que comenzaron a creer que no podían mantener a salvo el Apartheid. Sentían que la situación debía cambiar para así alinearse con la economía de libre mercado occidental. Esto supuso un gran cambio en cuanto a la economía se refiere. De Klerk y el primer ministro anterior a él, Botha, hicieron un acuerdo para el cambio. Una vez que esto comienza, es muy difícil detenerlo, incluso con los altibajos que puedan venir. Así que, finalmente, me gustaría volver a señalar el porqué de todo esto: fue porque nuestra gente estaba muy unida Ello aumenta la presión por el cambio.
6. Fuiste miembro de la Comisión Internacional de
Verificación, te reuniste con miembros de ETA para desmantelar
arsenales y armas y después fuiste llamado a declarar por un
tribunal en Madrid. ¿Cómo fue la experiencia?
Bueno, aprendí
un poco sobre el País Vasco porque tengo un hijo sindicalista que
vive en Londres. Él nació allí y es un apasionado del País Vasco
y de sus gentes. Estuvo por aquí de visita y también vino a verme a
Sudáfrica y me dijo: ¿Sabes algo sobre los vascos y su lucha? Yo
dije que habíamos oído hablar de ETA alguna vez, pero él me dijo
que no, que hay mucho más que eso y que tenía que venir. Así que
realmente me ayudó a prepararme mentalmente. Luego Urko [Aiartza]
venía por Sudáfrica y pudo explicarme las características
específicas del País Vasco y sus demandas de autonomía, sus
derechos culturales y lingüísticos, la represión en tiempos de
Franco y así sucesivamente. Así que estaba bastante bien informado.
Luego visité a Urko en Donostia, fui a su casa. El vasco es un país
y un pueblo maravilloso y aquellos con los que estuvimos a lo ancho y
largo de él nos tomaron muy en serio y teníamos claro que queríamos
que el proceso saliera para adelante. Creo que ayudamos bastante. La
parte final fue cuando fui con el presidente de nuestro grupo para
quedar con miembros de ETA. Nunca les vimos las caras, no supimos sus
nombres, no supimos dónde estábamos y supervisamos lo que fue un
gesto simbólico en esa etapa. Fue un gesto simbólico que como todos
sabemos luego a conllevado pasos mayores. El presidente Ram
Manikkalingam y yo tuvimos que comparecer ante el fiscal de la
Audiencia Nacional en Madrid. Nos tomaron declaración uno por uno,
querían saber quiénes eran las personas encapuchadas que aparecían
en el video y en qué lugar se encontraban, nosotros solo pudimos
decir lo que pudimos. Eso fue todo. No se puede saber la identidad de
alguien que tiene puesto un pasamontañas. Contamos lo vivido: fuimos
a Toulouse donde dos personas encapuchadas nos esnseñaron las armas
mientras una tercera lo grababa. Tuvimos que dar explicaciones en
Madrid y también en París, pero estos últimos se conformaron con
hacerlo por Skype. Descubrí personalmente que la reacción por parte
del gobierno de Madrid, las élites y los medios de ese país estaban
siendo totalmente retrógradas y se alejaban mucho del tipo de
reacción que De Klerk tuvo al final del Apartheid. Sin embargo, aquí
tuvimos a una organización como ETA dispuesta a ceder en sus
posiciones como muestra de su buena fe para lograr un escenario de
paz y armonía, y ese gobierno de Rajoy en Madrid, continuó sordo y
ciego, manteniéndose boquiabierto, pero no para hablar con ninguno
de los grupos aquí en el País Vasco, ni siquiera con ETA ni qué
decir con los grupos internacionales como nosotros. Es de retrógrados
y de ignorantes. El gobierno socialista está mostrando una terrible
debilidad. Pagarán por esto en lo que a votos se refiere. La gente
de la península ibérica, podríamos decir España, País Vasco o
Cataluña quieren ver que hay un movimiento definitivo hacia la paz,
por lo que la pelota, como se dice, está en la cancha del contrario.
El nuevo gobierno no la está jugando, así que, ¿qué es lo que
esperan? Desprecian a las gentes del País Vasco que muestran un alto
nivel de cultura, civismo y modales. Esto no hace más que crear más
y más problemas.
7. Recientemente, has recibido el reconocimiento del Sinn Féin
en Irlanda y hoy, la Izquierda Abertzale hará lo mismo por tu apoyo
al movimiento nacional de liberación Vasco ¿cómo te sientes al
respecto?
Es un gran honor recibir este premio por parte de
vuestro movimiento por lo poco que hice. Me siento muy honrado y muy
orgulloso. Ya envié un mensaje a mi hijo que está en Londres, el
cual está muy orgulloso de los vascos y vascas, para decirle que
escuché que iba a ser llamado para recibir un premio y también a mi
otro hijo en Johannesburgo.
Tal como dije en mi última declaración, reconocemos a personas que tuvieron una dura lucha, personas que estuvieron bajo una fuerte represión en los tiempos de Franco y en los posteriores, con muchos presos políticos. Entendemos por qué las personas a veces cogen las armas en la mano, pero al mismo tiempo reconocen cuando la gente dice que ya no creemos que es oportuno seguir empuñándolas y cambian de métodos de lucha. Esto lo hizo vuestro movimiento y uno se quita el sombrero y le desea lo mejor en pro de avanzar hacia una justicia, libertad e igualdad verdaderas para toda la gente en todas partes y la solidaridad internacional, así que sí, en realidad estoy sin palabras ahora mismo para describir lo que siento.